jueves, 7 de febrero de 2008

El mismo rasero

Estaba yo estos días preguntándome por el incierto futuro de Cieza. Y lo hacía porque viendo el resumen del pasado pleno en “la-tele-red” me daba la impresión de que la mayor parte de los concejales que nos gobiernan (¿o nos desgobiernan?) están más quemados que la pipa de mi abuelo. Sólo hay que verles la cara o escucharles los débiles argumentos de sus intervenciones para darse cuenta de que no estamos en buenas manos.

Por poner un ejemplo, valga el debate sobre el convenio con el museo del esparto. Resulta que nuestros PePeros dicen que ellos apoyan mucho al museo porque hablan de él en los folletos de turismo y mandan miles de visitantes que aportan un euro por lo que ya están dando miles de euros de ayuda. Pero a ver, ¿estos se piensan que somos gilipollas?. La aportación de un euro a los visitantes nunca es en concepto de entrada sino precisamente de ayuda dada la nula aportación de Ayuntamiento a este colectivo y siempre tiene carácter voluntario. Eso sí, lo incluyen en los panfletos oficiales de la cutre-oficina-de-turismo como si fuera parte del esfuerzo que han puesto en realizarlo. Supongo que cuando dan las cifras millonarias (en pesetas) a la Semana Santa (que no tengo yo nada en contra de la fiesta entre las fiestas de Cieza, que conste) no tienen en cuenta la obligatoriedad que tienen los cofrades de soltar pasta para salir en los desfiles. Supongo que los cincuenta mil euros que soltaron para los moros y cristianos (que tampoco tego yo nada en contra de la fiesta entre las fiestas de Cieza, que conste) están bien dados porque dan belleza, colorido y esplendor a las sucias calles del pueblo. A fin de cuentas el trabajo de traer bandas de musica y alquilar trajes bien vale un potosí. Supongo que las ayudas, también millonarias, a los escupitajos de hueso de oliva (que no tengo yo nada en contra de la fiesta entre las fiestas de Cieza, que conste) están bien dados porque para eso salimos en todas las “teles”, como la tomatina del pueblo ese que ponen todos los años, y a partir de entonces se ha notado un huevo el progreso y la pasta que los turistas se dejan en Cieza. Vamos que la cola de japoneses en la oficina de turismo pidiendo información resulta a veces hasta molesta para cruzar la Plaza de España. Supongo que los dineros para la Hermandad del Rosío (que no tengo yo nada en contra de la fiesta entre las fiestas de Cieza, que conste) se justifican porque para eso montan su carpa en la feria y están hasta las mil bailando sevillanas, aunque hagan un poquico de ruido, que total un día es un día. Y me imagino que las perricas a los Coros y Danzas (que no tengo yo nada en contra de la fiesta entre las fiestas de Cieza, que conste) estan bien empleadas porque para eso vienen gentes de lejanos lugares a enseñarnos su cultura y sus extraños ropajes.

El caso es que mandando turistas al museo del esparto y sacándolo en los “folleticos” ya es bastante. Pues mira, yo creo que para decir esas cosas mejor es que se quiten la careta y que lo digan alto y claro: a los comunistas esos del club Atalaya ni agua. Y me viene a la cabeza ahora un correo que llegó a la redacción de una ilustre (me dicen, porque yo no la conozco) experta en arte que recriminaba a enciezadigital.com que no se hiciera eco de la exposición de “cristoscrucificados” y reclamaba, con extraña vehemencia, IGUALDAD. Pues mira chica, eso precisamente es lo que reclaman los esparteros del museo: que su esfuerzo, reconocido regionalmente e incluso premiado, se trate con el mismo rasero que a los demás colectivos y que no se “ningunee” por el hecho de que se haga en el ateneo cultural con más historia de Cieza. ¿Qué nos jugamos a que este año tenemos encierros como los San Fermines y le soltamos pasta por un tubo?. Sólo nos falta las fallas para ser la torre de Babel de las fiestas nacionales y olvidar parte de las tradiciones de esta letal villa de Cieza. Pero sobre todo, pediría que nuestros PePeros le echaran menos morro y sobre todo que no nos trataran de idiotas.

Y ya de paso, que empleen parte de los gastos “potrocolarios” en cremas hidratantes y de rejuvenecimiento, que a más de uno y de una se les ve cansados de tanta crispación. ¡Qué agobio, por Dios, lo que quema el poder!.

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