sábado, 28 de febrero de 2009

El descrédito y la deslenguada

Hacía tiempo que la ex-concejal de "potroloco y ganadería", hoy concejal de vertederos incontrolados no se deslenguaba ante la opinión pública. Por lo visto los tres mil euros al mes no dan para muchos esfuerzos más, pero a regañadientes (¡qué dices Keko, si disfruta con estas cosas!) ha salido a la palestra para anunciar en "vetustanet" que "la oposición está muy nerviosa porque la justicia los vuelve a desautorizar". ¡Venga mujer, dosifícate!.

Y es que claro, tanto tiempo sin aparecer delante de una cámara y se ve que estaba toda la ira ata(s)cada. Y el caso es que a mi la cosa me ha quedado clara: sentencia firme, se ha cobrado de más, el acuerdo es nulo y por tanto sobra lo demás. Que luego dicen que lo que se cobró demás ya está pagado...pues mira, eso ya es harina de otro costal, pero lo que si está claro es que si la oposición recurrió a los tribunales no fue para politizar la justicia ni judicializar la política. A ver, pregunta para la concejal de vertederos (es fácil, Parra, tranquila): ¿si la oposición no recurre a la justicia se hubiera seguido cobrando de más por el recibo de la basura?. Pues si, Parra, si, porque la sentencia dice precisamente eso y porque si no se recurre a ella no se produce la rebaja al siguiente año.

Luego ya se puede dudar si con la rebaja se compensa o no, que vamos, por mucho que me digan estoy yo seguro que el juez ni ha hecho las cuentas, pero eso ya es "harina de Castañazo" que seguirá erre que erre, pero lo que ha quedado claro es que la oposición ha hecho su trabajo que, entiendo yo, es estar al quite de los desaciertos del peor gobierno de la historia de este municipio: chapucero, prepotente, inepto, incapaz, torpe...bueno faltan calificativos en el diccionario.

Yo digo estas cosas de oídas y la boca de mis escuchas es mi tia Manoli, que la tenéis contenta, Parra. Que si "joder con la basura", que si "me cago en to que he alicatao el cuarto de baño y me han cobrao por el contenedor y luego ellos tiran la mierda "ande" primero pillan", que "vaya un pijo el recibo del agua"... Y como mi tia, supongo que muchas más, pero claro termina diciendo eso de "capullos, tenemos lo que nos merecemos".

Luego me choca mucho la facilidad de palabra de esta mujer, aunque suela meter la pata. Te voy a regalar un diccionario, Parra. Mira.
desautorizar.

(De des- y autorizar).

1. tr. Quitar a alguien o algo autoridad, poder, crédito o estimación.
desacreditar.

(De des- y acreditar).

1. tr. Disminuir o quitar la reputación de alguien, o el valor y la estimación de algo.

¿Ves?. La justicia no desacredita a la oposición, como intentas promulgar tu desde la poltrona de la web oficial (que por cierto, habla de la reculada de D. Antonio con lo de las Casas del Disco, pero no se ve ni una noticia anterior sobre el problema, y luego no hay manipulación, ¡qué va!, y con el dinero de todos pagando a los gregarios). Digo, mujer, que la reputación se gana o se pierde con los actos, pero un juez, ni una sentencia, ni tan siquiera tu flema, puede restarle valor a una denuncia que ha hecho que, al menos, la gente de tu pueblo (que no el mio) pague más de lo que debiera por un recibo de basura. Y con un poquito de menos mala leche igual hasta te ganas tu una buena reputación, no porque yo piense que no la tengas (¿quién soy yo para decirlo?), sino porque los que están, no nerviosos, sino muy cabreados es la gente de la calle a la que cada día en mayor medida, miráis con desdén, con esa actitud altanera y distante que os encuadra en la opinión más generalizada sobre los políticos: "si es que nada más que van a lo suyo". Y esta frase no es precisamente de mi tia Manoli, sino de "Asun", su vecina, que encima os echó la papeleta. "¡Y un pijo le voto yo a estos otra vez!" y da un portazo y nos deja con la palabra en el rellano. ¿Nervios de la oposición?... qué va, concejal de vertederos ilegales, cabreo de la gente. Sal, sal y date un vuelta por el pueblo.

¡Hale!, ya he cumplido, y el lunes pa´Madrid (me mata).

Estados de ánimo

Mi periplo Madrid-Cieza-Madrid se escribe con decepciones entre los guiones. Cuando salgo de aquí (Madrid) lo hago con ciertas ganas de llegar al pueblo, estar con mi "chica de ayer" (hola guapa) y reunirme con los colegas para tomarnoslas entre risas.

Sin embargo el desánimo se nota en las calles, en las conversaciones con las vecinas de mi tía Manoli, incluso en mi hermana y su novio que viven en la "Luna de valencia". A las gentes se las nota preocupadas. Para una mayoría la culpa es de Zapatero que les ha robado la sonrisa, otros braman contra (HAs)Tamayo y el sinfín de promesas que dijo nos harían diferentes arengados por ese patrioterismo ciezano de los promotores y especuladores que eran los que mayor tajada iban a sacar. Ahora me cuentan que andan cabizbajos y que por el ayuntamiento ni aparecen. Hace unos días no-sé-bien-qué-ilustrado experto en economía decía que lo de la crisis era "un estado de ánimo". ¡Vaya gilipollez!. La crisis no se produce por un cabreo colectivo de la peña más bien el cabreo viene por la crisis, ¿o no?.

Cuando salgo por Cieza la veo distinta, como más estrecha, encogida, paralizada por una ola de bonanza que una vez pasada ha dejado a las gentes perplejas. Lo que más se escucha es eso de "la cosa está muy mal" y claro, uno ya no viene con esa alegría de antes en la que los sábados tronaban los choches-bakala tuneados de arriba a abajo. El fin de semana es anodíno, no hay dónde ir, los bares de copas son cada vez menos y terminas en algún campo de algún amigo después de comprar bebida en cualquier tienda-abierta-hasta-el-amanecer. Las otras opciones es pirarte carretera y manta a Murcia, eso si, cuando haya algo de pasta extra.

La vuelta a Madrid no es más alentadora. ¡No llueve nada por allí!. Aquello está helado, no ya por las nieves caídas, sino por el tufo de ESPE (Entramado Social de Para-Espionaje) Aguirre y sus secuaces. Si Murcia, en general te da mal olor de corruptelas, Madrid es una cloaca que canta desde aquellos días de elecciones repetidas y transfugas. Y encima salen en la tele todos apoyando a Rajoy, tras él, haciendo de decorado, pero cada uno con el hacha escondida en las traseras.

Desgraciadamente nadie conoce a nadie, o mejor nadie se cree nada de nadie. Zapatero pide paciencia y sacrificio, a lo Obama. Rajoy argumenta que todo es una trama y se queja de las filtraciones a la prensa. Quizá olvida los tiempos en que se filtraban los sumarios al diario "El Mundo" cuando el buen-Garzón de entonces (malo, muy malo ahora) sacaba las vergüenzas de la financiación ilegal del PSOE.

Así que entre tanto espectáculo, TVE nos regla la esperanza del buen monarca que tuvo un día malísimo hace unos años con el golpe del 23-F, y así con todo el morro, se hace propaganda del Estado para afianzar las estructuras básicas de este sistema, haciéndonos recordar que aunque las cosas estén mal, aquello eran tiempos mucho peores.

Y es que en mi periplo Madrid-Cieza-Madrid, los guiones se escriben con decepciones y son demasiados kilómetros para pensar en que algo está cambiando. Por más que uno quiera, el desánimo te aparece en el compañero de viaje "que chaval, ¿estudiante no?, pues dale a los libros que la cosa es que está muy mal". No se preocupen, un día de estos sale el Rey, coreado por la ejecutiva del PP, Zapatero y Garzón y nos dice que ha ordenado que la crisis se ha acabado y que se restrablece el orden especulador. Y vuelta a empezar.

La explicación a la crisis

El otro día asistí a una charla en la Complutense de un erudito profesor de economía que bajo el título "Crisis o recesión: causas, efectos y futuro" pretendía explicar qué es exactamente lo que está pasando con la economía de los países. No diré el nombre del ponente para no hacerle mala publicidad.

Y digo eso porque en realidad salí más confuso que entré. Confieso que esto de la economía y de la macroeconomía (que es un concepto que yo nunca había entendido y sigo sin entender) como que no me va demasiado, pero pensando en que la cosa va para largo y que uno pretende saber algo de casi todo, me esfocé en no bostezar demasiado y sacar algunas conclusiones que me dieran claves entendibles de lo que luego oígo por los altavoces de las radios y televisiones.

No me voy a prestar a hacer una síntesis a modo de crónica (macabra) de la conferencia, pero el caso es que el hombre empezó a hablar con tecnicismos que provocaron en mi una desesperación para levantarse y salir corriendo, pero al menos intentaré dejar claras las cosas que nunca tendré claras

Yo siempre había oído hablar de la inflación y cuando sacaban las cifras con gráficos en los telediarios me fijaba que se decían pestes cuando ésta estaba alta. Ahora resulta que no está tan alta como antes, por lo que deduje que debía ser un dato económico positivo (dado que lo que se consideraba negativo es que estuviera alta). Pues no, mira tú, que si la cosa es muy baja se entra en un estado de "deflación", que eso jamás de los jamases lo había oído nombrar. Bueno pues al parecer, en palabras de este digno conferenciante, esto es peor que la inflación. La deflación es la inflación en negativo, que viene a ser más o menos que todo vale una puñetera mierda, es decir que las cosas bajan de precio porque nadie consume ni las demanda. Lo peor es que los augurios de este tipo son que o se baja el precio del dinero, que al parecer eso es lo que han pretendido hacer bajando los intereses, o en el peor de los casos, que es hasta posible que se bajen los sueldo, atención, para que haya más inflación. Y aquí es donde uno ya se pierde, porque eso hace un par de años era como un demonio para la economía.... ¡que sube la inflación!... y todos a bramar contra el gobierno. Ahora parece que la inflación es la solución a la cosa de la crisis.

Luego hubo una parte que si entendí porque me parecía más cercana. Al parecer el orígen de esta crisis es que los bancos se dedicaron a porner en manos del mercado especulativo lo que se llama "capital de riesgo" (que es algo así como dinero que te lo dan por el morrillo y sin condiciones, pero ojo como no lo tengas cuando te lo pidan) y en aras de eso que se llama libremercado todo el mundo pensaba que se regularizaría por si mismo, algo que por lo visto no ha ocurrido. Y es en este punto donde el conferenciante le dio un toque humano a esto de la crisis diciendo algo así como que la avaricia del hombre es insaciable y que ese es el auténtico cáncer del libremercado. Mira tú, ahí, cuando la cosa empezó a ponerse sentimental es cuando esto de la crisis me pareció tener cierta lógica, pero me topé con la contradicción de que la solución a todo esto era un intervencionismo del estado para regular el sistema financiero y que no se fuera de nuevo de las manos. Y claro surgieron ahí preguntas sobre las nacionalizaciones de la banca y el socialismo y estas cosas demoníacas que iban en contra del progreso de la humanidad y de los países y sobre todo de la riqueza de las empresas que son las que generan empleo y de nuevo me perdí en la macroeconomía y en las cifras desmesuradas y en el maremagnum ideológico, hasta el punto de que el propio conferenciante se subió a los altares de la palabraría incomprensible y terminó por hacernos la picha un lío a todos.

Así que salí de allí con la conclusión de que ni los expertos tienen soluciones ni que las denostadas políticas intervencionistas, estatalistas tachadas antaño como el diablo rojo con cuernos y rabo son tan malas para el progreso de los países. La diferencia es que al parecer estas son buenas cuando los ricos ganan menos, pero cuando especulan, roban, estafan a hacienda, piden flexibilización del empleo y menos presión fiscal, vamos cuando se apestillan de pasta hasta el culo, son malas y hay que dejarlos hacer hasta que su avaricia vuelva a meternos a todos, los primeros a nosotros, los pardillos de a pie, en la mierda del desempleo, las penurias para llegar a fin de mes y en las comidas de patatas con sardinas. Y luego, en las elecciones el voto para el que más dé y menos pida. Y claro, así nos va, enfollascaos con la puta crisis. Por cierto, si Zapatero dijo que quedaba un año, este señor conferenciante coincidió conmigo en que al menos, la cosa va para dos o tres.