domingo, 25 de noviembre de 2007

¡A la mierda!

La semana pasada falté a mi cita y lo siento por mis detractores que por lo que la “pava” de mi hermana me cuenta, ya son muchos. Así es que les he concedido una semana de tranquilidad y me he dado una vuelta por Europa, que está bien eso de viajar y comparar. Sirve para relativizar muchas cosas.

Total que estando por esa ue dicen es nuestra nueva patria (Europa) y que según decía mi padre, antes terminaba en los Pirineos, me enteré del asesinato de un chaval de 16 años. La noticia ha tenido cierta repercusión en la prensa de fuera de España, pero como mi inglés es malo tuve que rebuscar en internet algo que me hiciera ver que había ocurrido en realidad. Y es que uno no da crédito a noticias de estas y tiene que restregarse los ojos y destaponarse los oídos para convencerse de que, aún en estos días de palabrería demócrata, sigan ocurriendo cosas así. Y al parecer no es algo asilado, sino que se trata de una practica con tendencia al alza. Vamos, como si el “facherío” cotizara en bolsa.

Lo que más me jode es la reacción de algunos medios de comunicación. Si parece alarmante que los grupos neonazis sean cada vez más numerosos, agárrate al pánico que dan determinados comentarios de ilustres protoperiodistas que se han abonado al palco de la criminalización para justificar los actos violentos y asesinos de los de siempre.

Ahora resulta que la culpa la tiene el muerto (y perdonadme la frivolidad). A un crio de 16 años se le tacha de violento, de pertenecer a una banda de cabezas rapadas, de tener un espacio web en donde escribía y describía sus más radicales actos y pensamientos como si todo ello justificara que un capullo desalmado e hijo de puta le partiera el corazón de un machetazo. Y ya de paso, arremeten contra todo lo que se mueva y huela a izquierdoso y revolucionario. Vamos que ha sonado el clarín de la demonización mientras se siguen autorizando manifestaciones xenófobas que vulneran el artículo 510 del código penal, a saber:

1. Los que provocaren a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía, serán castigados con la pena de prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses.

2. Serán castigados con la misma pena los que, con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad, difundieren informaciones injuriosas sobre grupos o asociaciones en relación a su ideología, religión o creencias, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía.


Así es que muchas veces se caga uno en la constitución y en la ley, no por falsas, sino por la rabia y el dolor que se siente cuando se trunca una vida, sea la que sea y se mira hacia otro lado cuando en el nombre de la libertad de expresión y la tolerancia, se consiente que unos desalmados vayan proclamando a los cuatro vientos consignas que y puñaladas que algunos medios de comunicación transforman en “hechos desgraciados” y “reyertas entre bandas”. Como siempre a algunos les toca poner cuernos y rabo a otros. Como diría el bueno de Fernán Gómez, ¡vayánse todos a la mierda, a la mierda!.

Por Carlos, contra el fascismo y la xenofóbia, tolerancia cero. Ni te olvidamos, ni os perdonamos

No hay comentarios: