domingo, 21 de octubre de 2007

Capitol...¡Okupación ya!.

Hace unos días estuve paseando con un colega por Lavapiés, uno de los barrios con más tradición de “okupaciones” en los años 80 y 90. Aún hoy todavía hay edificios que estando abandonados y prácticamente en estado de ruina, han sido rehabilitados y habitados por comunidades de jóvenes que han hecho de ellos su morada, su espacio de ocio, autogestionado y plantando cara a la especulación y a la falta de iniciativas para facilitar eso de lo que tanto se habla: el derecho a la vivienda.

Estaba yo recorriendo algunos de estos espacios, aún hoy vivos (aprovecho para dar recuerdos a Silvia y compañía de Eskalera Karakola) y pensaba en el extraordinario trabajo de cultura alternativa que se mueve en lugares como estos. En ocasiones se ha demonizado al movimiento Okupa, incluso criminalizado comparándolo con la tañida “Kaleborroka”, pero quien ha podido acercarse a él no puede llegar a conclusiones tan superficiales.

Lo cierto es que intentaba trasladar este ambiente a Cieza con su mortecina, apagada y en ocasiones, chabacana, política cultural. Cierto es que el Club Atalaya se me venía en ocasiones a la cabeza en cuanto a espacio de multiculturalidad, pero al margen de él, el panorama para los jóvenes de Cieza es triste, sombrío y sumido en la anestesia. La vivienda con precios desorbitados, ninguna posibilidad de ocio alternativo y escasísimas oportunidades para desarrollar trabajos culturales creativos.

Me preguntaba que edificio de Cieza sería el ideal para poder crear un espacio similar y sin muchas reflexiones me apareció, así como un fogonazo, la triste figura del Teatro Capitol, cerrado y encerrado en el olvido durante más de una decena de años. El edificio más aclamado en los programas electorales y el espacio público peor aprovechado de toda la ciudad. Y sin embargo, es nuestro, de todos nosotros y nosotras, pagado con el dinero de los contribuyentes mientras el paso de los años lo va convirtiendo poco a poco en una ruina decrépita, como si alguien esperara que cayera derrumbado para levantar sobre él algún otro “monumento al horror” de los que tan acostumbrados estamos en Cieza.

Así es que...¿por qué no “okuparlo”?. Si los jóvenes de Cieza formaramos una plataforma, armada de argumentos, con un ideario de legitimidad cultural, rompieramos las barreras y el silencio, probablemente encontrariamos detras de las rejas cerradas y soldadas todo un universo en el que poder desarrollar talleres de teatro, informática, zonas de estudio, bibliotecas de literatura alternativa, locales de ensayo, proyecciones de cine, talleres de reciclaje...incluso un bar dónde no nos púen con cubalitros de garrafón...un espacio autogestionado, libre y de todos y todas.

Igual un día de estos Teo escribe un nuevo capítulo de sus obras, “Teo se hace okupa” y empieza a pensar como un joven que es y no como un “treintañero acocodrilado” que espera su oportunidad para “okupar”, no un edificio, sino una poltrona desde la que otear por encima del hombro de los jóvenes de su pueblo. Espero que Paqui no le vaya el rollo este y se una a nosotros: ¡¡¡Okupemos el Teatro Capitol!!!. ¿Quién se une a la fiesta?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No m considero yo una persona muy informada en el tema de las okupaciones pero lo del capitol m gusta. y creo q habran mas jovenes ciezanos q piensen como tu y como yo...


un saludo!

The girl of your brother.