La línea entre la libertad de expresión y la injuria es delgada, fina, quebradiza, pero el juez Del Olmo parece que las cuestiones de la Corona las rodea con hilo de coser. No es la primera vez que “El Jueves” tiene problemas con la Casa Real que por otro lado en este país parece intocable. Desde hace tiempo la prensa ha mantenido un discretísimo silencio sobre los “asuntillos” de Juan Carlos de Borbón y su familia Hace tiempo leí un libro titulado “La soledad del Rey” escrito por José García Abad, monarquico él (o al menos así me lo pareció) en el que cuestionaba que la Corona estuviera realmente consolidada 25 años después de que el Rey tomara posesión del cargo por designio del Generalísimo Franco. Una de las cuestiones que para el autor era más importante era dotar de “contenido institucional” la figura del Principe de Asturias. Y la verdad sea dicha, ¿a que piensas como yo que el chaval (ya no tanto) no le pega palo al agua?. ¡Coño, Del Olmo!, que esto es un secreto a voces. Al parecer Felipe está ahora en la tarea de perpetuar la saga Borbón y si todos pensamos que trabajar, trabaja poco...¿qué hipocresía es esta del secuestro de “El Jueves”?.
Entiendo por tanto que las injurias contempladas por Del Olmo en el auto se deben a cuestiones sexuales lo que sin duda me irrita todavía más. Si el monárquico García Abad en su libro ya dibujaba los amoríos de Juan Carlos de Borbón, ¿por qué no se le censuró por injurias?. Suponemos que el libro de marras tendría el visto bueno de la Casa Real, no sabemos si de Sofía, “esa reina profesional” que diría el tipo ese de las gafas en la mano que tanto entiende de monarquías y que se enfadó tanto por la boda de Felipe.
La cuestión es que ciertamente la monarquía sigue protegida por esa especie de silencio que se pactó en la transición para que los trapos sucios reales no salieran a la palestra y conslidar el Estado actual. Poco se sabe del presupuesto real que no viene desglosado en capítulos, ni de los negocios del Rey con Mario Conde o Colón de Carbajal. Tampoco sabemos mucho de los negocios de hijas y yernos, ni de la “marichaladilla” (que diría Sabina) que le dió a Jaime supuestamente haciendo deporte. Y digo yo que tanto silencio en una democracia no parece que sea demasiado justo. Pero si por estas cuestiones no se monta el “pollo”, al menos déjenos, Sr. Del Olmo, que nos riamos un rato, que a todo esto, la viñeta de marras tiene su gracia, ¿o no?.
Lo que me preocupa es si me van a secuestrar mi columna semanal cuando hable de mi Reina particular, Paqui-que-mona-va-esta-chica-siempre-Zaldivar. ¡Miedo me da Del Olmo!. Paqui, cielo, no te lo tomes a mal que todo esto es “de buen rollo”
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