sábado, 20 de septiembre de 2008

Omar y aquellos adoquines

De vuelta a Madrid después de pasar unos días en Cieza. Hay que afrontar el nuevo curso. Mi madre no entiende esta manía mía de volver a Cieza de tarde en tarde, ni tan siquiera por amor. A ella Cieza la mata y a veces pienso que con razón.

Aprovecho la ocasión para informarles a mis detractores que no vivo en Madrid con la pasta de mis padres. Sobrevivo allí porque comparto vivienda con mi madre, Silvie y con su compañero actual, un tipo agradable que responde, a veces, al grito de Omar (sordo como una tapia o quizás sumido en un autismo voluntario también a veces). Es "pie noir", vamos argelino de origen y francés de adopción. Ahora se ha jubilado y vive con nosotros después de aceptar una regulación de empleo de la Renault en Sant Ouen, uno de esos barrios del que los parisinos no quieren ni oir hablar, más allá del Périphéric. Allí pintaba carrocerías de coches. A veces creo que piensa que hoy "ya no pinta nada".

Omar es de los que levantó adoquines en mayo del 68 para lanzarlos contra la policía de De Gaulle. O al menos eso cuenta, que allí es como aquí que todo el mundo corrió delante de "los grises". En cualquier caso le creo porque destila cierto grado de eso que llaman "cultura política".

La mayor parte de las veces Omar es callado, prudente, reticente a hablar de política, pero el hombre últimamente está a la que salta. Es ponerse delante del telediario (el que sea) y soltar por su boca toda clase de soflamas (en francés, claro está, como si creyera que no lo entiendo, que si, que te entiendo). Ahora el cabreo le viene por el tema de la crisis económica. Él que se define obrero (parece que el término se usa cada vez menos) no entiende esto del liberalismo económico. Te juro que yo tampoco. Se supone que la libertad de precios debe hacer que las cosas cada vez valgan menos por aquello de la competencia, pero cada día todo está más caro. En españa se liberalizaron las comunicaciones, se privatizó Telefónica por parte de un gobierno socialista, no lo olvidemos, y sólo sirvió para que unos pocos ganaran mucho y los sms cuesten cada día más. Otro tanto ocurrió con la luz, el agua, los servicios básicos... Hasta mandar una carta es hoy una estafa. Por cierto, para estafa los 3,50 euros que me soplaron el otro día por un papel que ponía "Certificado Médico Oficial". ¡Te cagas!.

A Omar le jode que cuando la cosa neoliberal va de puta madre a los trabajadores les paguen la mitad del sueldo en negro y la otra mitad que es la que cuenta como base para el desempleo y las pensiones, blanca como la nieve. Le jode no que se haga, sino que no se haga nada por los que en su época de currito se llamaban obreros. Se desgañita cuando escucha a los empresarios decir que los estados tienen que insuflar dinero a las empresas para que superen la crisis. Es decir, cuando las cosas van corridas, estos empleadores (palabro usado por los gobiernos socialistas), ahora emprendedores (usado por los populares) pueden gastar a "destajo": que si un chalet en la playa, que si un "Q7", que si unas joyas, que si dos semanas de viaje a la exótica playa del culo del mundo.

El otro día le oi decir: "faltaba que nacionalizaran la banca en EE.UU", así como saliéndole directamente de la bilis. Y es que claro, ni él, pancartista, adoquinador, revolucionario... ni yo, triste joven pusilánime, entendemos que "papá-Estado" esté para las duras y se olvide en las maduras. En éstas, se blanquea dinero, se despilfarra, no se declara el IVA, se especula con el terreno y se explota a los trabajadores (esos obreros de antes que ahora se dejan mangonear). Así es que Omar se anestesia dándole golpes al mando a distancia hasta que sale el "Discovery Chanel" y ponen un documental de cangrejos que, a fin de cuenta, van para atrás como los derechos laborales, la economía y el poder de los Estados cada vez más estrangulados por las empresas-empleadoras-emprendedoras.

- Te va a dar algo, Omar
- Enmerdé, mec, enmerdé.
- Vale, ¿te hace un kebab de la esquina?.

No hay comentarios: