sábado, 17 de enero de 2009

Los terrorismos y los genocidios y los distintos raseros de medir

Asistimos estos días con estupor a sucesos que no se pueden tildar de otra manera que genocidas. La intervención de las tropas israelíes en Gaza no puede ser tachada de otra manera que matanza. Pero lo que resulta indignante es lo que uno tiene que leer y oir de determinadas voces, supuestamente autorizadas por su prestigio y capacidad de análisis internacional, en periódicos y radios.

Es curiosa como la masacre israelí se justifica, de diversas formas, por determinadas personas, casi todas ellas coincidentes en dos cosas: Hamas es una organización terrorista y, supongo que para lavar la conciencia, una frase repetida hasta la saciedad que viene a ser como un lavado de conciencia: la intervención israelí es desproporcionada.

Yo que soy muy dado a buscar el sentido de las palabras, me voy a atrever, consciente de que no tengo la autoridad de tan destacados analistas, a recordar algunas cosas que quizás se olvidan. La primera de ellas es que Hamas ha ganado en los territorios de Gaza unas elecciones democráticas controladas por la ONU. Al parecer lo democrático no lo es tanto cuando otros intereses entran en conflicto con estados protegidos sobre todo por Estados Unidos. Pero lo más chocante de todo y que no he logrado oír decir a ninguno de los intelectuales que vocean en las radios de todos los signos políticos, es que Hamas no es más que un enjendro creado por el Mossad, la agencia de inteligencia y espionaje hebrea, precisamente en los años en que Yaser Arafat era el grano en el culo del Estado de Israel. Por aquel entonces convenía enfrentar desde dentro de la comunidad palestina a los islamistas con la Autoridad Palestina. Lo que no se preveía entonces es que se les fuera de las manos, de la misma manera que Bin Laden escapó de la dominación norteamericana después de haber sido entrenado por la CIA y que los talibanes de Afganistan hicieran otro tanto de lo mismo.

La segunda de las frases insaciablemente reiteradas es que israel ha tenido una reacción desproporcionada. Vamos, que es algo así como decir que estaba bien que atacara, se cargara a unos cuantos, pero no a tantos, como si los muertos fueran un rasero de medir de lo que es apropiado o no. Esta es una de las frases que los dirigentes del PP han usado con mayor frecuencia. La otra, que todavía resulta más indignante y que pretende más o menos decir que los palestinos de Gaza se lo tienen merecido, es que Hamas oculta entre la población civil sus armas y polvorines y que les interesa la muerte de la población civil para aparecer ante la comunidad internacional como las víctimas de un holocausto. Lo cierto es que Gaza es un territorio de 300 km2, más o menos la extensión del municipio de Cieza, donde se hacinan más de un millón de personas que no disponen de servicios mínimos, como agua potable, luz, alimentos y posibilidad de cultivar la tierra o producir alimentos. ¿Se imaginan toda la población de la Región de Murcia concentrada en el municipio de Cieza?. ¿Quedaría algún apartado lugar dónde esconder los porlvorines y las armas?.

El tercer de mis vómitos va dirigido hacia aquellos que quieren estar, pero no de forma contundente porque tienen más que callar que vociferar. El Gobierno de España fue en 2008 el quinto país en vender armas al Estado de Israel bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, por supuesto con los impuestos que todos los españoles pagamos religiosamente. También es algo que se silencia, pero que, a mi particularmente, me aparece en mis pensamientos cuando veo a Moratinos pasearse como si estuviera haciendo algo por la PAZ, esa palabra que queda hueca en boca de muchos, y que me estomaga cuando veo los anuncios de publicidad gubernamental en los que se ven a los buenos soldados españoles haciendo labor humanitaria pistola en cincho o cuando la ministra Chacón, pacifista ella, anima a las fuezas desplegadas en el Libano a seguir con la labor de pacificación de la zona que, principalmente consiste en desactivar las bombas-trampa desplegadas por Israel en la zona y que son fabricadas y vendidas por el Gobierno de España. La tibieza en la condena se explica, probablemente, por estas causas silenciadas por los medios de comunicación.

Y en todo este espectáculo, parece que lo que es criterio común de unos y otros, es la llamada a la cordura, a la negociación, al cese de las hostilidades y al anhelo de Paz en la zona, dicho esto, mientras las bombas caen destrozando cuerpos de niños y quemando las reservas de alimentos en las dependencias de la ONU, eso si, por error triplicado. Y con el estallido y la masacre como ruido de fondo, en nuestro país se sientan en el banquillo de los acusados al Lehendakari Ibarretxe, al lider del PSE y a Otegui, dirigente de una organización política ilegalizada, por mantener conversaciones probablemente sobre la Paz y la solución de otro conflicto en el que mueren personas.

Y entre tanta perversión, uno se queda atónito de que sólo los movimientos ciudadanos sean capaces de condenar abiertamente algo que sólo tiene un nombre (hipocresías aparte): genocidio.

No hay comentarios: